viernes, 19 de octubre de 2007

Charlas profugas

Pues anduvimos, me mando a la burguer, ahí estuve insistiendole... y bastante tiempo, nunca dio su brazo a torcer, se consiguió un camarada que ... caray... la verdad no se que le vio, pero le vio algo que a mi no.
Concluí que simplemente me gustaba, y ya... dije que la amaba, la veo y me saco de onda hasta la fecha, pero nunca supe a donde quería llegar con ella, que hacer mas delante, no sabia lo que quería, que terrenos pisaría...
De ahí me hice un amargado apático, decía que las viejas apestaban, que eran todas las maldiciones que te puedas imaginar... pero ya al final, me di cuenta que si la perdí, fue por mi cochina culpa por que la atosigue, por que nunca platique con ella, si desde el principio hubiéramos charlado un rato, con eso me la hubiera sacado (y con un faje también por que no).
Me di cuenta que lo mio no era amor, era orgullo propio... ¿como chingados no me hiba a hacer caso a mi? ¿como me hiba a mandar a la freir esparragos a mi? si soy buena onda (y no tenia carro en aquel entonces)... yo romántico empedernido que daba todo por ella... tipa lista, no vio un futuro en mi...
Ella tenia montonales de pedos existenciales, así con todo y sus broncas la aceptaba, al mismo tiempo me quería aceptar a mi mismo a través de ella, grave error. Pero pues cuando quieren estar contigo vale madre todo, Me encargue de destruir todo lo que pudo ser... ( sorbo de mi cerveza y exhalo mi cigarrillo).

1 comentario:

Tuco dijo...

Esa historia la he escuchado cientos de veces... claro, la de la cerveza y el cigarro